Despierto todos los días a las 6:00, para evitar caer en el gusto
culposamente cómodo de no hacer nada; lo primero que hago es hacer el desayuno
de mi esposa, después procedo a tender la cama y jugar un poco con el Xbox,
como buen amo de casa, lavo los trastes y salgo a caminar con mis perros, barro y hago reparaciones generales.
Este proceso no ha
sido sencillo, al principio minaba mi espíritu cuestionándome sobre los
aciertos y desazones en mi último empleo.
En los peores días,
aquellos en que la distimia se mezclaba con la frustración me quedaba la mayor
parte del día en cama negándome a escuchar, no a los demás, negándome a
escuchar mi cuerpo y espíritu.
Entre las actividades
que comencé a realizar fue caminar con los perros, a veces uno o dos kilómetros,
a veces solo los veía olfatear en el parque.
Cierto día decidí pegar un letrero en una tienda cercana donde ofrezco
mi servicio paseando perros. Hace unos
días gané a mi primer cliente, camino con un perro labrador llamado Dolly y descubrí
que mi cuerpo está desgastado, después de caminar cuatro kilómetros me duelen
las piernas y batalle un poco para respirar.
Estos meses en que mi
esposa ha sido paciente y he permitido que el trabajo de mi psicoanalista
funcione he descubierto una seria de cuestiones bastante serias.
·
Primero:
Que
mi cerebro estaba muerto, embebido todo el tiempo en el trabajo, compromisos, estrés,
problemas, rutinas típicas del hombre sedentario: absorto en todo, pero atento
a nada.
·
Segundo:
Mi imaginación
y espontaneidad se estaban secando.
·
Tercero:
Mi
capacidad lectora o de razonamiento para las cosas que no fueran relacionadas
al trabajo se había vuelto nula.
·
Cuarto:
Esta última
me ha impactado más, me volví incapaz de hacer silencio.
·
Quinto:
Mi
cuerpo se estaba marchitando y así mi espíritu.
Obviamente hay más que
solo cuatro puntos, pero tan poco es mi intención desvelarme en una larga lista,
que terminaría en volverse una apología penosa de como llegue a esta situación.
Pero con las pequeñas
acciones que he realizado, ya tengo 560 pesos en mi alcancía, mis perros ríen y brincan
y bailan conmigo por raro que eso suene, ya puedo estar 5 minutos en silencio
mental.
Mejor aún he podido escribir todo esto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario