Espere varios días para escribir, entre las celebraciones de
mi aniversario de bodas y el recibir mi nueva laptop e impresora repase los objetivos
personales que tengo.
Seguí con la disciplina en actividades que pudieran parecer
triviales para todo mundo, pasear a los perros, limpiar la casa, no dormir mas allá
de las 6 am, leer 10 minutos diario como mínimo, establecer 5 minutos diarios
de meditación y cada tercer día usar mi yapa mala.
En el transcurso de los últimos días el tópico en mi vida
fue seguir fluyendo con la ola, cocine para mi comida de aniversario (debo
decir que cocino muy bien, pero quiero hacerlo excelente), me inscribí en un
concurso y he llegado al final. Comencé a caminar.
Para la mayoría muchas de las cosas que hacen los demás los
damos por obvio: deber estar en una
oficina, desear ser barman y no gerente esta mal, nuestra pareja está obligada
a compartir todo, la gente tiene que respetar nuestros deseos, el universo me
tiene que recompensar por ser buena persona.
Falacias que nos
decimos a diario para evadir nuestras responsabilidades sobre nuestras decisiones,
o como combustible, no necesariamente están mal, no necesariamente están bien,
algunas de ellas pueden ser útiles para avanzar en nuestros propósitos,
motivadoras o nulificadoras.
Mi cuestión es que creo que algunas de ellas nos limitan la
visión, nos van generando ceguera de taller que nos impide hacer más, recibir más,
dar más.
¿Entonces lo que queda es cambiar de hábitos?,
¿Cambiar la línea
de pensamiento?
Me disfrazare de panda para reflexionarlo...
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