Me siento en un libro de terror, hoy es la segunda noche en la ciudad y mis oídos duelen.
Cuando me distraigo escucho el ir y venir de las olas contra las piedras, el rugir constante e imbatible que se colaba en la habitación donde dormí por varios días, es un extraño fantasma que cubre por completo mis oídos, de forma imaginaria los golpea, por encima de los ruidos cotidianos de la casa.
Creo que me voy a volver loco...
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