Me senté a divagar un rato, el viento acariciaba mi rostro;
Tu y yo sabíamos que esto sucedería, la telepatía es la maldición de aquellos que se encariñan con el mundo, mi corazón nunca fue tan fuerte para soportarlo.
Mi camino oscuro no encuentra la pastilla azul que lo pueda liberar de su tortura, para eso tendría que pasar los mismos años que tarde en convencerme que mi camino es oscuro.
Yo ya no soy el dueño de mis días, ni de aquellos labios que alguna vez provocaron tu silencio.
Si en la almohada depositas tu perfume, no habrá mano alguna que impida que tu ropa descanse bajo la cama, tampoco palabra de amor que me comprometa a quedarme.
Y si camino tus pasos, es por que no encuentro luz en los míos para caminarlos, pero tampoco razones para dejarme de lado cuando en tus promesas de un puerto a donde llegar solo veo tormentas y ningún faro sobre la niebla.
Tampoco encuentro un techo donde empaparme de la lluvia que tanto me gusta, soy un ser de agua y viento, aquel mar que no puede ser cercado.
Como detendrás el constante oleaje de ideas en mi cabeza, si no puedes tener la cordura para detener el tuyo.
Yo soy la rosa roja, no el ruiseñor que entrego su corazón en pos de otros que nunca supieron apreciarlo.
Ella esta detenida ahí afuera, se pregunta sobre lo que pienso mientras golpea el cristal con fuerza, no creo que te haya visto llegar, no creo que pueda darse cuenta o quizá no quiero creer que se da cuenta de la sangre que escurre por mi mano derecha, he aquí que no quiero continuar con este contrato, con esta promesa de Ángeles cuidando de mi.
Fui a llorar a tu iglesia para decirte que me rindo, que lo que se me esta quemando las venas y que aun no encuentro el tono exacto de mi alma, por que de todos los durmientes soy el único que tiene aun un ojo abierto y escucho mas de lo que tu has querido que tus hijo escuchen.
¿Confiar?, ¿en quien? Si yo estoy a punto de dejar de ser yo, si mi pecho ya no alberga corazón alguno con deseo de sentir lo que esta sintiendo y me diste el Don del Caos para usarlo.
Me levante camine, sin esperar que alguien comprendiera todo lo que pienso…
Tu y yo sabíamos que esto sucedería, la telepatía es la maldición de aquellos que se encariñan con el mundo, mi corazón nunca fue tan fuerte para soportarlo.
Mi camino oscuro no encuentra la pastilla azul que lo pueda liberar de su tortura, para eso tendría que pasar los mismos años que tarde en convencerme que mi camino es oscuro.
Yo ya no soy el dueño de mis días, ni de aquellos labios que alguna vez provocaron tu silencio.
Si en la almohada depositas tu perfume, no habrá mano alguna que impida que tu ropa descanse bajo la cama, tampoco palabra de amor que me comprometa a quedarme.
Y si camino tus pasos, es por que no encuentro luz en los míos para caminarlos, pero tampoco razones para dejarme de lado cuando en tus promesas de un puerto a donde llegar solo veo tormentas y ningún faro sobre la niebla.
Tampoco encuentro un techo donde empaparme de la lluvia que tanto me gusta, soy un ser de agua y viento, aquel mar que no puede ser cercado.
Como detendrás el constante oleaje de ideas en mi cabeza, si no puedes tener la cordura para detener el tuyo.
Yo soy la rosa roja, no el ruiseñor que entrego su corazón en pos de otros que nunca supieron apreciarlo.
Ella esta detenida ahí afuera, se pregunta sobre lo que pienso mientras golpea el cristal con fuerza, no creo que te haya visto llegar, no creo que pueda darse cuenta o quizá no quiero creer que se da cuenta de la sangre que escurre por mi mano derecha, he aquí que no quiero continuar con este contrato, con esta promesa de Ángeles cuidando de mi.
Fui a llorar a tu iglesia para decirte que me rindo, que lo que se me esta quemando las venas y que aun no encuentro el tono exacto de mi alma, por que de todos los durmientes soy el único que tiene aun un ojo abierto y escucho mas de lo que tu has querido que tus hijo escuchen.
¿Confiar?, ¿en quien? Si yo estoy a punto de dejar de ser yo, si mi pecho ya no alberga corazón alguno con deseo de sentir lo que esta sintiendo y me diste el Don del Caos para usarlo.
Me levante camine, sin esperar que alguien comprendiera todo lo que pienso…
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