Y yo tengo que decidirme entre tu y tus flores, entre los domingos tristes y los patos que vuelan sobre charcos cotidianos, entre una torre mayor y un café en el starbucks, entre las tardes de libros y pubs irlandeses, entre los días de miradas y flores blancas de papel.
Y yo tengo que decidirme entre el blanco futuro y el coloreado pasado, algunos caminan descalzos, otros pisan con cuidado en los carbones calientes, contando tres de cuatro jugadas hechas, confieso que todo parece un jaque mate, el juego en el que esta vez no quise participar.
Tomare aire daré un respiro así, deleitándome con la alfombra y las cosas que hoy no entiendo.
Cuando tomo la pluma esta no me habla y siempre hay algo que hacer frente a un monitor.
De vez en cuando el radio escupe algunas palabras sabias y el futuro se dibuja alegre en las palmas de mi mano.
De vez en cuando escribo cosas sin sentido sobre servilletas que arden y sabanas que se mueven solas.
Hay un cuento sobre fantasmas que aun no se escapa de mi mano y muchos prejuicios mal sanos que no me ayudan en nada, como decirte que cuando escribo lo hago pensando en nada y este puto bloqueo de escritor que solo ayuda escribir repeticiones de lo mismo y a escribir nadas sin sentido literario y con carga estrictamente emocional con autocensura.
Y las frustrantes mamadas literarias que corren por mi cabeza, mas las frustrantes coincidencias tecnológicas que me obligan a retomar el papel y el lápiz, todos recuerdos, todos muertos, los accidentes en carretera a altas velocidades, el alcohol, las drogas y las omisiones de pensamiento, palabra y acción que te obligan a volverte precavido y sensato.
¿En dónde quedo yo?
¿Soy la suma frustrante de todo lo que decidí dejar con la excusa de ser feliz?
Y el valor para tener los ojos abiertos y la boca callada mientras el silencio hace que todo dentro de mi se mueva de nuevo.
El frio cortante que hace brotar los poemas, las historias y la esencia de uno mismo, ¿Dónde esta?
Si el dragón a muerto será acaso Gabriel el encargado de resucitarlo o simplemente no hay forma de despertarlo, simplemente se quedo dormido en espera del tiempo correcto para hacer realidad el conquistar un reino que solo en su mente existió.
Se llama pereza y estupidez humana el evadir los pensamientos correctos que nos permitan recoger la luz que desperdiciamos y que deberíamos estar usando para alumbra el camino, para calentar las hojas secas y convertirlas en una fogata, en una antorcha que nos guié en este pasaje oscuro e incierto que se llama tiempo y vida.
Y solo así logro despertar un poco ese espíritu de lucha, escribiendo como llega a la mente, sin bloqueo, sin reflexión, sin todos los putos miedos a ser quien soy y sin todas las putas incertidumbres.
Y yo tengo que decidirme entre el blanco futuro y el coloreado pasado, algunos caminan descalzos, otros pisan con cuidado en los carbones calientes, contando tres de cuatro jugadas hechas, confieso que todo parece un jaque mate, el juego en el que esta vez no quise participar.
Tomare aire daré un respiro así, deleitándome con la alfombra y las cosas que hoy no entiendo.
Cuando tomo la pluma esta no me habla y siempre hay algo que hacer frente a un monitor.
De vez en cuando el radio escupe algunas palabras sabias y el futuro se dibuja alegre en las palmas de mi mano.
De vez en cuando escribo cosas sin sentido sobre servilletas que arden y sabanas que se mueven solas.
Hay un cuento sobre fantasmas que aun no se escapa de mi mano y muchos prejuicios mal sanos que no me ayudan en nada, como decirte que cuando escribo lo hago pensando en nada y este puto bloqueo de escritor que solo ayuda escribir repeticiones de lo mismo y a escribir nadas sin sentido literario y con carga estrictamente emocional con autocensura.
Y las frustrantes mamadas literarias que corren por mi cabeza, mas las frustrantes coincidencias tecnológicas que me obligan a retomar el papel y el lápiz, todos recuerdos, todos muertos, los accidentes en carretera a altas velocidades, el alcohol, las drogas y las omisiones de pensamiento, palabra y acción que te obligan a volverte precavido y sensato.
¿En dónde quedo yo?
¿Soy la suma frustrante de todo lo que decidí dejar con la excusa de ser feliz?
Y el valor para tener los ojos abiertos y la boca callada mientras el silencio hace que todo dentro de mi se mueva de nuevo.
El frio cortante que hace brotar los poemas, las historias y la esencia de uno mismo, ¿Dónde esta?
Si el dragón a muerto será acaso Gabriel el encargado de resucitarlo o simplemente no hay forma de despertarlo, simplemente se quedo dormido en espera del tiempo correcto para hacer realidad el conquistar un reino que solo en su mente existió.
Se llama pereza y estupidez humana el evadir los pensamientos correctos que nos permitan recoger la luz que desperdiciamos y que deberíamos estar usando para alumbra el camino, para calentar las hojas secas y convertirlas en una fogata, en una antorcha que nos guié en este pasaje oscuro e incierto que se llama tiempo y vida.
Y solo así logro despertar un poco ese espíritu de lucha, escribiendo como llega a la mente, sin bloqueo, sin reflexión, sin todos los putos miedos a ser quien soy y sin todas las putas incertidumbres.
Y si todos esos cigarros y café me matan , pero me dan la vida cuando me ayudan a escribir...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario