Tenemos que soplar las velas, cantar y pedir tres deseos.
Primero, que tus besos siempre me cubran.
Segundo, que no pierdas la lucidez.
Tercero, que la felicidad siempre llene tus ojos.
Escucho el viento susurrar entre las hojas de los arboles a
veces lo tomo a rebanadas y lo remojo en el café de tus ojos.
Para mantenerme despierto, para arroparte y sonreír.
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