Algunas decisiones son irracionales ante los ojos de todos
los que nos rodean, incluso ante nuestros ojos.
Seguimos la corazonada, tocamos puertas, decidimos quedarnos
sin hacer nada y esperar lo mejor. “Salto de Fe” le llamamos muchos, a veces
tenemos un lugar en donde caer, algunas veces no se ve nada al fondo del precipicio,
a veces el salto de fe no es un salto, es solo estar a la espera, descansando
aun cuando nuestro ego nos diga que perdemos el tiempo y que todo esté perdido
si no hacemos nada, pero a veces ese descanso es solo para tomar impulso y
saltar lo más lejos posible.
Al final esa breve pausa nos da todo el oxígeno que necesitamos para lanzarnos al vacío y aguantar toda la turbulencia.
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