Después del temblor fui presa de algún tipo de crisis, dormía
mal, comía poco o no lo hacía, y estaba desorientado todo el tiempo.
Siendo miembro de ese grupo
privilegiado de gente que vive con desordenes químicos en su cerebro, comprendí
que quizá estaba en el umbral de una terrible depresión.
Aun cuando no viví el temblor
en mis pies y no tuve pérdidas materiales o personales al parecer mi vida había
entrado en caos:
¿Sería por el bombardeo
de imágenes terribles en la tv?
¿Quizá porque tenía conocidos
que perdieron familia y propiedades?
¿La energía liberada por el
evento?
¿El inconsciente
colectivo?
Bueno, quizá nunca obtenga la
respuesta, pero supe que tenía que actuar rápidamente antes de perder todo lo
que había construido en los últimos meses.
Así que no hice nada...pero
hice todo.
Y flui un rato con la corriente
a la deriva y buscando soluciones fáciles a problemas complejos y tomando
decisiones y actuando de la mejor forma posible.
Curiosamente descubrí que todos
nos vimos afectados por este suceso, pero no todos nos dimos cuenta...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario