Hace meses mi esposa me regalo una semilla de trébol, así que decidí
sembrarla. De esta crecieron tres tréboles, que murieron cuando se me ocurrió
regarles con agua de lluvia.
Pasaron tres semanas con la tierra vacía sin ningún otro trébol, por lo que
mi esposa “sugirió” que estaba muerto. Lo cierto es que a pesar de su insistencia me negué
a deshacerme de la maceta sin tierra y puntualmente una vez a la semana la
regaba.
Después de lo que parecieron casi 2 meses
nacieron nuevos tréboles.
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